27 de julio de 2011

Santidad Caótica.

Tras haber recibido la órden de defender a muerte la basílica Imperialis Infortunus en el planeta Iahamu, la heroína del Adepta Sororita Cimbria desplegó sus reclutas rodeando el santuario con sus tropas. Arriba, subidas en lo más alto de las torres ocuparon su posición las dos unidades de hermanas vengadoras, dispuestas a liquidar desde la distancia a los enemigos del Emperador. En la parte baja de la basílica, el exorcista, el inmolator con hermanas arrepentidas y un rhino lleno de hermanas de batalla aguardaban el ataque enemigo, con la cautela de un bosque silencioso.

Cimbria se mantubo en el rhino con sus hermanas jóvenes, recien reclutadas para la ocasión. Sabía que todas ellas estaban preparadas, pero aún no habían combatido a enemigos tan crueles como al que se iban a enfrentar en esa coyuntura. - "Veréis hermanas mías" - dijo Cimbria - "El deber santificado nos vuelve a llamar. Una vez más el Imperio cuenta con nuestra hermandad para acabar con traidores a la humanidad. Se nos aproximan varios destacamentos de una legión caótica a la cuál debemos combatir. Ahora os toca demostrar que esos años de entrenamiento no han sido tiempo perdido. Es vuestra oportunidad"-. Las hermanas de batalla no podían permitir que la basílica Imperialis Infortunus callese en manos de esos traidores, pues de lograrlo tendrían acceso a gran parte de las ciudades y poblados de Iahamu. Éste era un planeta pacífico, con mucha vegetación y agua, pero al que la guerra espacial aún no había llegado hasta ese momento.



Y era cierto. En pocos minutos llegaría a la basílica una pequeña fuerza de marines espaciales traidores y fanáticos. Los portadores de la palabra antaño fueron los más devotos al Emperador, pero esas historias son anteriores a la Herejía. Ahora son dementes humanoides que adoran a los dioses del caos y que se siguen sintiendo traicionados por el Emperador. Al mando del poderoso apóstol oscuro Daemon´Has los portadores de la palabra avanzaban sus rhinos a velocidad de vientos del caos. Cinco rhinos del caos llenos de portadores de la palabra se aproximaban a la basílica. Hasta que no recibiesen la orden de Cimbria las hermanas no dispararían. En el momento en que los rhinos del caos estaban a pocos metros, comenzó el aluvión de disparos imperiales. Cimbria ordenó que las hermanas vengadoras y el exorcista disparasen sus armas a esos rhinos. Tres de ellos quedaron inmovilizados para siempre, mientras que los otros dos empezaron a humear, momentos antes de explotar.

El rhino de las hermanas de batalla lideradas por Cimbria, abrió sus puertas para que la unidad bajase y se acercase a los marines del caos. Corrieron hasta una barricada cercana, y mantuvieron la posición mientras disparaban sus bolteres; unos cuantos marines perecieron por los disparos de las hermanas. El inmolator avanzó su posición para que las hermanas arrepentidas cargasen a una de las unidades de portadores de la palabra que había perdido su rhino. La otra unidad de marines del caos, liderada por Daemon´Has asaltó a la unidad atrincherada en la barricada. Cimbria tubo un valor sobrehumano al enfrentarse al apóstol oscuro. Estaba siendo un combate reñido, un duelo por la supremacía de cada acto de fe de ambos luchadores. Mientras la heroína y el apóstol se enfrentaban en un igualado combate, las hermanas y los marines espaciales que les acompañaban se provocaron grandes bajas unos a otros en una lucha llena de odio por parte de los marines espaciales del caos y de una fe heróica por parte de las hermanas de batalla.

Poco a poco las hermanas de batalla iban ganando terreno a los portadores de la palabra. En el otro extremo, los pocos marines que quedaban de la otra unidad eran derrotados en combate por las hermanas arrepentidas. Viendo que la situación empeoraba por momentos, Daemon´Has rezó a los dioses oscuros que le escucharon enseguida. En pocos segundos, el cuerpo del apóstol oscuro empezó a brillar de tal manera que Cimbria y las hermanas que estaban a su alrededor quedaron cegadas por segundos. El cielo se cubrió con unas nubes tan oscuras como el corazón de esos legionarios hijos de Lorgar. Nubes y rayos vaticinaban lo que estaba a punto de suceder. Un rugido caótico de Daemon´Has hizo que las hermanas de batalla allí presentes se tapasen los oídos para no quedarse impedidas. Ante sí, vieron como el apóstol oscuro comenzaba a crecer y convertirse en un horrendo príncipe demonio. Cimbria alzó su arma de energía hacia la criatura, pero no era rival para dicho ser. Con varios movimientos extraordinarios, el recien convertido príncipe demonio Daemon´Has acabó sin miramientos ni compasión con la heroína de las hermanas, como el gran depredador en el que se acababa de transformar. Tras Cimbria, el demonio ejecutó también a las pocas hermanas supervivientes que acompañaban a la jefa de las Adeptus Sororitas.

Tras acabar con los restantes rivales, las hermanas arrepentidas fueron a por la monstruosidad que estaba terminando con sus hermanas del culto. Mientras, los marines que habían quedado en sus rhinos inmovilizados, bajaron y corrieron hacia la contienda de su señor Daemon´Has. Las hermanas vengadoras dispararon sobre las unidades de portadores de la palabra que avanzaban sin miedo, y sufriendo pocas bajas. La ayuda del exorcista y el inmolator no estaba resultando del todo afortunada, puesto que de las tres unidades de marines espaciales, sólo una cayó una completamente. Las otras dos estaban dispuestas a ayudar a su jefe, pero aún estaban lejos del lugar de batalla.

La carga de las hermanas arrepentidas sobre el príncipe demonio no iba a ser encuentro agradable para ellas. Con la mísma ira que había usado anteriormente, Daemon´Has acabó con cuatro de las hermanas arrepentidas. Sobrevivió a éste terrorífico combate tan sólo el Ama que, con sus látigos neuronales, hirió un poco al endemoniado ser. Tras éste ataque, la líder de las hermanas arrepentidas falleció, ante los atónitos ojos de las hermanas vengadoras. No sabían que hacer. Habían perdido a la heroína Cimbria, y ante sí tenían a veinte marines de los portadores de la palabra y a un príncipe demonio.

Pero de pronto, un rayo de esperanza cayó en aquella zona. Tres unidades de hermanas serafines cayeron del cielo cerca de las dos unidades de marines espaciales, rodeando a todos sus hombres para iniciar otro cruel combate. Daemon´Has, al ver ésto, no sabía que hacer. O ayudar a sus hermanos arrinconados por las serafines, o volar hacia las hermanas vengadoras. Una indecisión que le haría dudar unos instantes. Aún las hermanas de batalla no habían dicho su última palabra.

Viendo el estado aturdido del príncipe demonio, las hermanas vengadoras vaciaron sus cañones de fusión sobre el ser caótico, dejándolo en estado de shock. Daemon´Has abrió sus alas dispuesto a volar a lo alto de la basílica para acabar con las hermanas vengadoras, pero ya estaba muy malherido. El exorcista se encargó de eliminarlo, lanzándole sus precisos misiles. Las fuerzas de los portadores de la palabra disminuían demasiado. Los pocos marines que aún sobrevivían al ataque sorpresa de las serafines prefirieron morir en combate que no escabullirse del lugar. Una llamada a la guerra la que salía de las mentes de éstos enajenados seres, que en más de una ocasión les había llevado a conquistar grandes victorias sobre sus enemigos, pero que en ésta ocasión sus aptitudes se habían vuelto en su contra.

Una defensa a la basílica Imperialis Infortunus que estubo a punto de ser derruida por los marines del caos, y que salvaron las serafines en un asalto determinante. Aunque como siempre, las victorias no se consiguen sin sangre; y mucho más si dicha victoria es contra las legiones que traicionaron al Emperador, que núnca se retiran del campo de batalla sin antes haber exterminado a gran parte sus enemigos. La heroína Cimbria había caído en combate, pero siendo fiel a sus ideales que la hacían combatir hasta el final. El Emperador y los allí presentes, guardaremos un pequeño espacio en nuestra memoria para no olvidar a Cimbria..

2 comentarios:

  1. Muy buen relato, me ha encantado, y también el blog. Lo único que dudo sea que un Señor del Caos, aun un apostol de los Portadores de la Palabra, sea recompensado con la forma demoníaca en mitad de la batalla solo porque la cosa se ponga fea.

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  2. Muchas grácias anónimo, me alegro de que te guste mi blog. Últimamente no escribo, haber si en éstos días pongo algo (ando corto de tiempo, pero se puede intentar, jejeje).

    Se que lo de la recompensa es algo ilógico, pero lo puse para darle un interés final al relato ;)

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