Dado que éste blog trata de los Lobos Espaciales, creo que sería un gran error no comenzar con el Primarca del capítulo más lobuno de la historia: Leman Russ.
Como todos sabemos, el Emperador creó 20 Primarcas, con su sangre. Los poderes del Caos intentaron acabar con ellos, pero sólo consiguieron separarlos de su creador, desperdigándolos por los rincones de la galaxia.
A un planeta lejano y helado llamado Fenris, llegó el Primarca. Debido a la dureza del clima que había en dicho mundo, ningún ser humano hubiera podido sobrevivir.
Son muchos los rumores que dicen que, al llegar allí, fue adoptado por una loba fenrisiana. Los lobos de fenris que siempre acompañaban a Leman Russ (freki y geri) podrían haber sido sus hermanos de manada originales, ya que crecieron juntos, llegando a la madurez casi al mismo tiempo. Fueron muchos los combates que tubo que afrontar junto a su familia de lobos, para alimentarse, sobrevivir, e incluso vengar a los suyos.
Años después, el rey Thengir de Russ ordenó a sus cazadores que fuesen a por una manada de lobos que estaba atacando a un pueblo. No se había visto nada igual antes por aquellos lugares. Así que los cazadores fueron con flechas envenenadas a por dicha manada. En unas horas, gran parte de la manada era un montón de cadáveres, y bajo todos ellos se encontraba el joven Primarca. Los cazadores le encadenaron y le llevaron en presencia del rey Thengir, el cuál, al verle, le dijo al Primarca que se arrodillase a sus pies. Leman se levantó, bien erguido, y soltó un rugido estremecedor.
A lo largo de los años, el niño lobo fue adiestrado por el mismísimo rey Thengir. Aprendió a blandir un hacha, a pescar y, con el tiempo, a hablar. Pronto Leman se dió cuenta de que tenía más de humano que de lobo. Vió que era mejor que los humanos. En combate, ninguno de ellos podía con él. Cuando Russ logró desarmar al campeón de la guardia del rey de sus dos hachas de batalla durante su tercera sesión de entrenamiento, Thengir se dio cuenta de que el joven estaba llamado a la gloria. El primarca pronto habló con una poderosa elocuencia y, una noche, el Rey Thengir decidió que ya era merecedor de recibir un nombre verdadero. Fue así como nació Leman Russ.
Tiempo después, llegó a ser el rey del planeta. Ningún humano ni bestia, podía hacerle sombra.
Años más tarde, el Emperador fué a Fenris en su busca. Llevaba la mitad de la cara cubierta por las sombras de su capucha y en las manos sostenía el bastón de roble del peregrino. El peregrino se acercó a la nudosa madera del trono y a su gigantesco ocupante y se quedó plantado mirando fijamente el lugar desde el que Russ presidía el banquete. El desconocido propuso su desafío. Sería el rey quien decidiría la naturaleza de la competición. Si vencía, el extraño no pedía nada excepto que se le permitiese beber a la derecha de Russ durante el banquete. Russ le dijo al peregrino que, si no lograba vencer, debería servir a las órdenes del rey por un año. El extranjero aceptó sombríamente. El Rey Lobo no quería estropear un buen banquete, así que su primer desafío fue una competición de comida. La comida fue servida en grandes escudos de latón y, en efecto, el extraño comió bien, pues consumió sin pausa varias veces más que los guerreros más corpulentos. Pero, cuando levantó la mirada de su bandeja, Russ estaba acabando con su tercer uro. Los enormes huesos rojos estaban apilados a su alrededor y no se podía ver ni un resto de carne. Con un atronador eructo, Russ sonrió al peregrino. Sus colmillos relucían rojos a la luz de las antorchas. El segundo concurso empezó con el estentóreo soplido de un cuerno. Pero, cuando el peregrino había alcanzado el sexto barril de potente hidromiel fenrisiano, ya no quedaba nada más que beber. El Rey Lobo había acabado con la bebida de todo el festín; había consumido suficiente bebida como para ahogar a una gran compañía entera. Un destello de rabia apareció en los ojos del peregrino. Decepcionado, el peregrino llamó a Leman Russ borracho y glotón y afirmó que lo único que sabía hacer era llenarse la panza y jactarse de su falsa grandeza. Después de escucharse esas palabras, la corte quedó en silencio. Nadie se atrevió siquiera a respirar mientras el Rey Lobo se erguía hasta su máxima altura. El Rey Lobo saltó y empezó la batalla entre las dos titánicas figuras. El Emperador luchó con gracia y precisión; cada uno de sus actos era veloz como el fuego líquido y era imposible seguir con la vista el movimiento de su espada. El Rey Lobo atacó con la fuerza de la pura rabia, templada tan solo por años de supervivencia gracias a su destreza e ingenio. Lanzando un gancho con su puño de combate dorado a tal velocidad que se le desdibujó el brazo, el Emperador golpeó a Leman Russ en toda la cara. Russ se recuperó rápidamente de un golpe que hubiera destruido a cualquier mortal y dio pocas muestras de sentir dolor de cabeza. Con una sonrisa ensangrentada que mostraba sus colmillos rotos, juró fidelidad al Emperador de la Humanidad.
Leman Russ fue presentado a los guerreros que llevaban su impronta en sus propios genes y así se convirtió en padre, progenitor y Señor de los Lobos Espaciales del Adeptus Astartes. Se adaptó rápidamente a su papel como primarca de los Lobos Espaciales. Recibió el regalo de una excelente armadura bendecida tres veces por el propio Emperador. Su mandoble fue reemplazado por la legendaria Cuchilla Glacial Mjalnar.
La Legión de los Lobos Espaciales aceptó al enorme Rey Lobo como primarca y líder sin vacilar y, en los años siguientes, sus componentes se convirtieron en hijos para Leman Russ.
Fueron muchas sus batallas libradas, en especial contra los Ángeles Oscuros y los Mil Hijos, los cuáles fueron desterrados de su mundo, y no les quedó más remedio que huir al Ojo del Terror.
De toda la historia de los Lobos Espaciales, la desaparición de su Primarca, es la más misteriosa de todas. Cada 1000 años, Bjorn Garra Implacable es despertado para recitarle a los sacerdotes rúnicos las antiguas sagas. Incluyendo la historia de la desaparición de Leman Russ:
"El Festín de la Ascensión del Emperador se desarrollaba como siempre. Miles de los hijos del Emperador se habían reunido para celebrar su victoria final sobre el Gran Mal. Las antorchas que cubrían las paredes eran como estrellas en el cielo nocturno y nuestros espíritus se elevaban hacia las cúpulas. Los salones resonaban con las canciones y las risas. En el lugar de honor de la mesa, rodeado por sus amigos más íntimos, se sentaba el Rey Lobo en persona, Leman Russ. El gran primarca se subió una vez más a la mesa de ceremonias de roble, la misma en la que libró una desesperada y titánica lucha por su vida y por su honor, siglos atrás, contra el Emperador. Una a una, las voces estridentes se apagaron. Los parlamentos de Russ eran legendarios.
Los segundos pasaron; luego, los minutos. El gran salón estaba silencioso como una tumba. Todas las miradas estaban clavadas en Russ. Pero el primarca no mediaba palabra y su cuerpo estaba como congelado. Los que estábamos más cerca de él pudimos ver cómo tenía fijos sus grandes ojos amarillos en un punto vacío y cómo sus músculos de hierro estaban tensados con un espasmo. Lentamente, se levantó un murmullo en el anfiteatro natural del salón mientras sus guerreros se preguntaban en el nombre de Kraken qué podía estar sucediendo. ¿Se trataría de alguna broma? ¿Acaso nuestro carismático rey iba a rugir con una risotada atronadora para pedir, de repente, más cerveza? ¿Se trataba de algún tipo de desafío o tal vez de algo peor? No podíamos decirlo ni nos atrevíamos a preguntarlo.
De repente, Russ cayó pesadamente sobre sus rodillas produciendo un sonoro crujido que resonó en el salón antes de que se hiciese de nuevo el silencio. Se giró hacia sus seguidores más fieles y, con una voz que nadie más pudo oír (ni siquiera yo), les transmitió sus instrucciones. Con la cara marcada por la tristeza, se dirigió a la multitud y sus palabras graves se hundieron profundamente en el alma de cada uno de los Lobos Espaciales. Todos a una, Russ y su séquito dieron media vuelta y salieron a toda prisa del gran salón. Solo yo, el más joven de los favoritos del primarca, fui dejado atrás".
Es bien sabido por los Lobos Espaciales, las últimas palabras de su Primarca, anunciándo su vuelta, en el futuro: "Entonces hijos míos, escucharé vuestra llamada, sea cual sea el reino de la muerte en el que me encuentre, y me reuniré con vosotros, lo prohiban o no las leyes de la vida y la muerte. En el momento final estaré con vosotros. En la batalla final. En la Hora del Lobo".
Tras todo éste trasfondo, vamos a ver cómo podría ser Leman Russ en el juego actual.
LEMAN RUSS: HA9 HP7 F7 R7 H7 I7 A6 Ld10 Salvación 2+/3+ invulnerable. Puntos 430.
Equipo: Pistola bolter del Lobo (Asalto 3, Fuerza 5 FP 3), Arma Gélida del Dios Lobo (espada gélida que además ignora la regla No Hay Dolor, y es un arma psíquica), Armadura del lobo (es un armadura rúnica; por cada ataque salvado, Leman tendrá un ataque adicional), yelmo de Russ (que además de sus benficios normales, como viene en el codex Lobos Espaciales, le da invulnerable de 3+), Freki y Geri (perfil de lobos cibernéticos).
Reglas Especiales: personaje independiente, todas las reglas de los Lobos Espaciales, Voluntad de Hierro (sólo las armas y ataques de Fuerza 6 o más le hacen daño), Asalto Rabioso, Veloz, La mejor Defensa un buen Ataque (si carga o contraataca recibe +3 ataques; ésta regla se aplica a todas las unidades de Lobos Espaciales que estén a 45 centímetros o menos de él), coraje, enemigo predilecto (que además le hace también repetir las tiradas para herir falladas), Bendición del Emperador (ignora las 2 primeras heridas sufridas en cualquier turno de jugador).
Compañero, creo que tratandose de un primarca y con semejante ficha deberia tener un valor en puntos superior. Solo es una opinion. Nos vemos.
ResponderEliminarEn un principio, le puse sobre 400 y algo, pero claro, al ver lo buenos que son tipos como Mephistón y Abaddon, y costando lo que cuestan, creo que tampoco está mal, pero sí, sería mejor eso, sobre unos 430 puntos o así =)
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