8 de marzo de 2014

Drácula: La alianza demente

Hoy ha llegado el día. Y muchos pensaréis: ¿el día de qué? Pues sí, hoy ha llegado el día de poner fin a una serie de relatos que cuenta ya con sus 2 primeras partes y que hoy verá completada su saga con éste tercer relato. Por si alguien no recuerda de que relatos hablo (o símplemente quiere verlos porque no sabía de su existencia), os los dejo aquí:
- Reglas Caseras: DRÁCULA (entrada del día 29/09/2010).
- Drácula: vampiro contra vampiro (entrada del día 08/09/2012).

Pues adelante, empecemos con el episodio III y definitivo de éstos relatos. Como véis, entre el primero y el segundo hay una diferencia de 2 años, y otro año y medio respecto a éste 3º con el segundo (lo bueno se hace rogar jeje).




El anochecer se aproximaba en Formund. El calor del sol lejano se apaciguaba de forma latente. Éste planeta había sido elegido para uno de los mayores conflictos de la historia. La invasión de prácticamente toda la Legión Negra llevaba ya varias semanas bombardeando las ciudades de éste planeta que comenzaba a notar la mano oscura del Caos. Abaddon en persona ordenaba los ataques de forma meticulosa y las explosiones hacían caer edificios de enorme altitud.

Un par de semanas atrás nos habían llegado las órdenes del conflicto en Formund, pero no era fácil acceder a ese planeta ocupado. Sinceramente, de no haber sido por el buen funcionamiento de las radios habría sido imposible acceder al inframundo de dolor que los antiguos Lobos Lunares estaban sometiendo a los humanos allí atrincherados. Desde Corinthe y Berien se planificó todos y cada uno de los movimientos previos al ataque imperial. Los Ángeles Sangrientos y los Ángeles Oscuros atacarían por la zona sur haciendo que los fuegos interplanetarios se concentraran en esa zona mientras los Ultramarines y los Lobos Espaciales accedíamos desde Berien a la zona norte de Formund. Jamás antes se había visto un ataque conjunto de cuatro capítulos de Marines Espaciales, y menos que cada uno fuese guiado por alguno de sus más valerosos héroes. Azrael y Dante comenzaron con el ataque conjunto de los ángeles de la muerte sobre las naves interplanetarias de los Hijos de Horus, provocando la destrucción de casi una decena de navíos; la porfía de los Ángeles Oscuros no sólo era conocida por sus combates contra los enemigos del Emperador, sino que en el espacio sus ataques seguían siendo igual de sorprendentes. Todo ésto sumado al apoyo de los Ángeles Sangrientos provocó que las explosiones se sintiesen en todos los rincones del planeta.

Una vez sabido que el ataque de los Ángeles de la Muerte estaba saliendo a pedir de boca, Marneus Calgar y Bran Faucesrojas se decidieron a asaltar Formund desde varias cañoneras Thunderhawk a varias zonas del planeta. Aprovechando el armamento imperial, éstas naves bendecidas por el Emperador empezaron a disparar sobre los objetivos controlados por la Legión Negra, la cuál comenzaba a calcular que esa tranquilidad que habían provocado a causa del miedo infligido podía volverse contra ellos en breves instantes. -No es necesario que planifiquemos nuestro ataque, vallamos a por esos insensatos humanos demostrándoles lo que el verdadero dolor del caos puede hacer a todo aquel que se cruza en su camino- comentaba Abaddon el Saqueador a los suyos. Él y Fabius Bilis querían que sus soldados no dudasen en combatir al frente de los suyos, así que ordenaron que todos los miembros de la Legión Negra recargasen sus armas infernales y se dirigiesen a las puertas del sumo palacio que habían ocupado días atrás.

Guiando el ataque, Abaddon en persona se adentró en un blindado Land Raider del Caos mientras Fabius Bilis hiperdopaba a algunos soldados suyos con ruinosas y enigmáticas pociones. La oleada de Marines del Caos se vió atrincherada de repente por decenas de Exterminadores del Ala de Muerte y cientos de Marines de la Compañía de la Muerte. El atroz combate estaba servido.

Palabras de Deltuc el Escupesangre, Capellán de los Ángeles Sangrientos.




-¡Es nuestra hora! Cargad bien los bolters y en cuanto piséis el suelo, quiero que vaciéis el primer cargador sobre los traidores, por Russ!!- gritaba Bran Fauces Rojas al tiempo que se sentaba en su asiento personal de la cápsula número 1. Con él iban varios marines con la Marca del Wulfen, que serían los encargados de escoltar al Señor Lobo al corazón enemigo, un ataque sorpresa que debilitaría las formaciones rivales.

El cielo espacial comenzó a tronar como si una tormenta fenrisiana se hubiese trasladado a mismo
cosmos. Las decenas de cápsulas de Ultramarines y Lobos Espaciales comenzaban a desembarcar sobre el núcleo del ataque caótico en Formund.

Explosiones estrunduosas sobre las cabezas de algunos traidores eran las que provocaban los aterrizajes de las Cápsulas de Desembarco. Viendo que la Alianza Angelical estaba aguantando el tipo de forma notable, nosotros debíamos ser los que decantasen la balanza a favor del lado imperial. Cientos de casquillos de las balas del bolter chocaban contra el suelo, mientras algunas armaduras de los miembros de la Legión Negra se desplomaban. La unidad de Veteranos de Vanguardia acribilló nada más aterrizar a una unidad entera de casi diez Exterminadores del Caos, mientras que nuestra unidad de Cazadores Grises diezmaba a algunos Guerreros Alterados de la unidad de Fabius Bilis. El cirujano traidor quiso asaltar a nuestra unidad para poder vengar a sus creaciones diabólicas, pero Bran se interpuso entre él y nosotros para batirse en combate personal al ser caótico; nosotros aprovechamos la ocasión para asaltar a una inmensa unidad de Adoradores del Caos, humanos traidores devotos al Caos que no tienen razón alguna para seguir luchando por el Emperador.

A lo lejos, había comenzado un espectacular combate entre Abaddon el Saqueador y una unión entre Dante y Azrael. El traidor agarró su espada demoníaca y, de un movimiento infernalmente rápido, mandó a varios metros de distancia al Señor de los Ángeles Oscuros. Como intentando recordar el combate de la barcaza de Horus, el Señor de la Guerra del Caos agarró a Dante para estrangularlo del cuello poco a poco; las respuestas de Dante con su hacha eran pérdidas de tiempo, ya que apenas conseguía arañar la enturviadora armadura de Abaddon. Marneus Calgar, al percatarse de éste ataque, ordenó a su Guardia de Honor que le acompañase a enfrentarse al terrible traidor. Pero de repente, cegando a todo el que le rodeaba, un ser en forma de monstruo alado con dientes y colmillos voraces capaces de atravesar de un bocado el grueso blindaje de un Predator, golpeó a Marneus un fugaz puñetazo que dejó inconsciente al Señor de los Ultramarines. Abaddon, girándose, empezó a temblar mientras titubeaba: -no, no es posible, ha vuelto. Todos, estamos todos muertos!!- Jamás nadie en la galaxia había conseguido provocar miedo en Abaddon que, llevado por el pánico, soltó a Dante, el cuál estaba demasiado grave como para intentar incluso ponerse en pie. El Ángel Sangriento buscaba la manera de ponerse en pie, pero sólo podía gatear hacia Marneus. Al llegar a él, notó que aún estaba vivo para alegría del Imperio.

-Veo que aún te acuerdas de mí, humano- dijo con voz petrificante ese ser de enormes alas cuando se puso cara a cara con Abaddon. -Sabes que es culpa tuya que yo esté aquí, pero te aseguro que hoy terminará toda esta memez que provocaste hace tiempo con mi despertar.- Recuperando su forma semihumana, el ser que acababa de aparecer golpeó a Abaddon el Saqueador tan fuertemente que aterrizó al lado nuestro. Moribundo, se dirigió a Dante y Marneus (éste empezaba a despertarse) y les dijo: -no tenéis ni idea del ser que acaba de llegar. Os aseguro una cosa, no le importa el Caos, ni vuestro Imperio ni ninguna otra raza de la galaxia. Es una bestia incontrolable que sólo tiene un punto débil. Su nombre es Drácula, y es un vampiro inmortal, que revivió por mi culpa, y que ahora ve en mí otro enemigo idéntico a vosotros. Sólo un hombre lobo puede acabar con él, lo descubrí hace pocos meses grácias a éste pergamino.- ¿Sería ésta sólo una estrategia de Abaddon para poder asestar un definitivo golpe al Imperio, o por el contrario estaba diciendo la verdad?

Mientras, el atroz combate entre los traidores y leales se enfriaba al ver que éste ser había golpeado a sus líderes. Bran Fauces Rojas calmó la ira de Fabius Bilis dándole un golpe en la nuca que le dejó desvanecido. Con un rápido movimiento, llegó a la zona donde se encontraba el herido Azrael y le agarró con ambas manos; con el señor de los Ángeles Oscuros recogido, caminó de forma tranquila hacia nosotros, mientras el ser extraño se le quedaba observando. Al llegar a nuestra posición, soltó a Azrael al cerca de la unidad de Marneus Calgar para que con su apotecario fuesen curando al herido hermano marine. Agarró a Abaddon de la cabeza, alzándolo varios palmos del suelo, diciéndole: -si eso que has dicho hes cierto, este no es el momento para que nuestras diferencias pasadas sigan en guerra. Yo me enfrentaré a ese ser, pero te aseguro que si es una jugada típica de un traidor como tú, patearé hasta el más oscuro rincón del Ojo del Terror para mandarte a la disformidad.¡¿Está claro?!-

Mirando hacia el cielo y viendo cómo el día llegaba a su fin para dar paso a la noche, Bran observó al ser que tenía ante sí. -¿Cómo has podido escuchar lo que les decía a éstos, si estabas a muchos metros de nosotros- preguntó Abaddon a Bran. -Mis sentidos agudos son para algo más que para aullar con una jarra de hidromiel en la mano. Jamás lo entenderías- le respondió Bran Faucesrojas sin girarse, y manteniendo la vista sobre su nuevo rival. Estaba a punto de comenzar un combate extraño que antes jamás se había presenciado en la galaxia, tal vez desde el que mantuvieron el Emperador y Horus hace tanto tiempo.

-No eres rival para mí, humano, pero veo en tus ojos lo que se necesita para enfrentarse a alguien
como yo: admiro tu templanza; ninguno de esos tipos la tiene- dijo el tal Drácula dirigiéndose a Bran Faucesrojas. -Si algo aprendemos mis hermanos de capítulo y yo cuando nos adiestran, es que no debemos temer a ningún ser, por feo que sea. Eso nos lo enseñó nuestro gran primarca Leman Russ- le respondió el Señor Lobo. Como un lejano rayo viviente de uno de nuestros Sacerdotes Rúnicos, el cielo se estremeció con un lejano estruendo que marcó el inicio del combate. Transformándose de nuevo, el ser vampírico desplegó sus alas mientras se abalanzaba sobre el gran Bran Faucesrojas. A pesar de los golpes recibidos, se erguió de nuevo. El lobo miró hacia el cielo y comenzó a aullar; de repente, su armadura se rompió en cientos de pedazos mientras que Bran comenzaba a transformarse en un ser que nadie de los allí presentes había visto en su vida: se había transformado en un enorme lobo negro, peludo en todas las partes de su cuerpo, y manteniendo el aullido hasta que terminó su conversión personal. Ante nosotros había dos criaturas convertidas en seres que parecían sacados de las pesadillas más profundas de un cadiano, una pesadilla que sueñas con no tener jamás.


El duelo era perturbador e inquietante. Golpes demoledores de Bran sobre Drácula que sólo era capaz de compensar con su increíble velocidad sobrehumana. Las alas del vampiro provocaban oleadas de viento que nos apartaba a todos como si de remolinos se tratase. Drácula intentó morder el cuello de Bran, pero éste, agachándose, golpeó en el estómago al vampiro de forma que se quedó a su merced. Apretándole del cuello, Bran agarró a Drácula asfixiándole mientras de su boca y cuello no paraba de emerger un líquido sangriento y oscuro. De repente, el cuerpo del vampiro empezó a brillar mientras se esfumaba con el aire del planeta. El combate había finalizado con un resultado increíble y sorprendente, ya que el enemigo era extragaláctico, un ser del que antes núnca habíamos visto nada igual.



-Es hora de marcharnos, hermanos. Dejad que éstos traidores vuelvan a su Ojo del Terror. El tiempo los volverá a cruzar con nosotros y les daremos de nuevo el trato que se merecen, pero ahora es momento de salir de éste planeta- pronunciaba Bran Faucesrojas aún en su forma de lobo inmenso. Todos los Marines Espaciales iniciamos el camino hacia la zona segura donde las naves Thunderhawks nos recogerían. Estoy seguro que este informe terminará en el gran anular de nuestro capítulo, y hará aún más grande la saga de Bran Faucesrojas que aún tiene un largo camino que recorrer hasta que finalice.

Palabras del hermano Sherm, portaestandarte del Estandarte del Lobo.



Espero que os hayan gustado no sólo éste relato, sino los 3 que componen esta idea que tuve un día y que hoy por fín he terminado.

2 comentarios:

  1. Al fin!

    Y las imágenes de Van Helsing son muy inspiradoras, jejeje, enhorabuena!

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    1. Muchas grácias Wolfen. Veo que te han gustado jejejejeje.

      Un detalle que os quiero decir a tí y a los que leáis éstas entradas es: si os fijáis, en cada una de ellas he puesto a una versión distinta de Drácula, las cuales han sido:
      - Drácula de Bram Stoker
      - Nosferatu
      - Van Helsing

      Con esto he querido dar un toque caracteristico del cómo Drácula podría verse de las distintas maneras que lo hemos hecho nosotros en las películas.

      PD: si alguno quiere que más adelante haga el Episodio IV (que no se como lo haría, ésta saga sólo tenía pensado que fuese hasta éste tercer episodio jijiji), que me lo diga y más adelante me pondré con él.

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