18 de septiembre de 2012

Drácula (2ª parte): vampiro contra vampiro

Para los que seguís mi blog desde hace tiempo, supongo que recordaréis cuando un día hice ésta entrada de cómo podría ser el Conde Drácula en Warhammer 40000. Pues bien, hoy os pongo éste relato donde veremos cómo sigue su andadura en el lejano siniestro milenio.

- Apilad los cadáveres enemigos y formad trincheras con sus cuerpos - nos ordenó Méphistón, tras la explosión del disparo del cañón Demolisher del Vindicator.

Decenas de Tiránidos nos tenían rodeados por doquier. Al acabar con dos de ellos, aparecían cinco más; esos Termagantes parecían regenerarse por momentos. Pero la saciedad del Señor de la Muerte no tenía límites, y contra esas despiadadas monstruosidades no se iba a arrugar jamás. Valiéndose de sus concentradas habilidades psíquicas voló por los aires, saltando a infinidad de seres alienígenas, hasta que consiguió alcanzar al Tervigón que los reproducía. Valiéndose de su maestría en el combate y de su potencia mental, Mephistón desató sobre la criatura monstruosa su penetrante mirada hipnótica, la cuál desconcertó de sobremanera al ser que creaba esos odiosos seres. Una herida de la espada del Señor de la Muerte fue más que suficiente para llevarse por delante a ese despiadado ser monstruoso. Mientras tanto, los allí presentes exterminábamos a los demás Tiránidos a base de usar a toda potencia nuestros Bolters y Lanzallamas.

Agotado por el combate, Mephistón se giró hacia nosotros y dijo: -bebed sangre en honor de nuestros hermanos fallecidos presentes, puesto que cada uno de ellos es tan héroe como nosotros los que hemos sobrevivido-.



Decidido a abandonar aquél planeta semidevastado por el ataque de la Horda Tiránida, Mephistón nos ordenó embarcar en la Cañonera Thunderhawk que nos llevaría a nuestro navío espacial rumbo a Baal. Como estaba anocheciendo mientras embarcábamos, no nos dimos cuenta de lo que el Señor de la Guerra sí supo ver. Él notó la presencia de un ser extraño y nos dijo: -¡Rápido, embarcad corriendo y ordenad al piloto que os lleve enseguida al espacio! Y que dentro de varias horas vuelva a venir a recogerme la Cañonera. ¡No dudéis y hacedme caso joder, subid a la Thunderhuwk!-.

Como siempre, obedecimos las palabras del Señor de la Muerte. Embarcamos a la Cañonera de forma veloz. Yo me quedé el último y, al ver que nuestro general se adentraba en las ruinas del pueblo nuevamente, decidí quedarme oculto tras un Rhino destruido. La Cañonera Thunderhuwk sobrevoló los aires hasta adentrase en la atmósfera del planeta. Mephistón avanzó hacia el poblado, y se detuvo en la puerta de una casa que aún permanecía en condiciones normales. Como la noche ya nos había alcanzado, apenas ví lo que pasó; recuerdo haber visto ésto que os voy a contar, pero no se que parte puede ser real o cuál imaginación mía.

Mephistón, al detenerse en la puerta de esa casa, observó a través de una de las ventanas de la casa. En una de las escaleras del interior, vió una sombra subir a la primera planta; una sombra que se ocultaba entre las sombras y que costaba escuchar al moverse. El sigilo parecía estar en cada paso de ese terrible ser. Mephistón, seguía allí detenido, esperando a algo que sólo él sabía que acabaría pasando.

De repente, se vió una sombra maléfica en el tejado de la casa, saliendo por la ventana acristalada del ático. Se puso en pie, miró a Mephistón y le dijo: - Humano, no sabes el error que has cometido. Debíste embarcar en ese aparato extraño y haber volado con los tuyos lejos de aquí. Ahora tu fin será antes que el mío -. No sólo su apariencia resultaba aterradora tras esa vestimenta negra como la armadura de cualquier Marine Espacial del Caos de la Legión Negra, sino que desprendía a través del aire una sensación demoledora y aterradora. Yo me quedé tan sorprendido que durante varios minutos mis piernas no me respondieron.

Ese ser bajó de un salto y se puso frente a Mephistón, esperando poder acabar con nuestro Señor de la Muerte. Se avalanzó hacia nuestro hermano con una ira incomparativa, ni siquiera un Berserker de Khorne es tan enloquecido. Mephistón no bajó la guardia y, a pesar de los ataques desgarradores de la criatura, amarró con fuerza su espada y la blandió esperando dar un golpe de gracia sobre ese temible enemigo. Antes de que Mephistón pudiese ascender su espada, el ser misterioso le golpeaba de forma terrible, como núnca antes habían golpeado a Mephistón. La armadura de nuestro hermano parecía romperse en cada golpe del ser oscuro. Al Señor de la Muerte se le escapó su larga espada psíquica (Nota del autor: que conste que no fue porque era un arma de FP 3 jejejeje) hacia atrás en el momento en el que la criatura asestaba un golpe devastador sobre nuestro hermano. Ese golpe envió a Mephistón a varios metros de su espada.

Pero en vez de ir a asestarle un golpe que habría acabado con la vida del Señor de la Muerte, la criatura se dirigió a Mephistón y le dijo: - Has peleado con honor y lo respeto, humano. Te diré una cosa. No dentro de mucho tiempo volveremos a vernos y espero que sigas siendo un guerrero tan poderoso como has demostrado en ésta noche. Recupérate, puesto que me encantará volver a combatir contigo en un combate que esté a la altura del que acabamos de tener -. Tras éstas palabras, Mephistón quedó inconsciente tumbado en el suelo. Mientras, el ser maléfico, levantó la puerta de un sótano cercano, y se perdió al cerrar dicha puerta. Me levanté enseguida y corrí hacia nuestro maestro psíquico. A pesar de las heridas recibidas y de haber perdido gran parte de su ambigua armadura, seguía teniendo pulso en sus corazones.

La Cañonera Thunderhuwk se acercaba desde lo alto del cielo hacia nosotros. Al aterrizar, el Apotecario Hembrox Atox me ordenó que le ayudase a levantar a Mephistón y subirlo a la Cañonera, donde podría hacer que el Señor de la Guerra volviese a reponerse al máximo.

Os dejo éste informe para que sigáis investigando sobre ese ser maléfico. Se que no hay muchas criaturas en la galaxia que sean tan poderosas, y no se si sabéis de la existencia de seres así. Sólo espero que llegue el día en que tengamos informes en los que sepamos el por qué ésta criatura odia tanto a la humanidad o tal vez también a las demás razas mortales. Debemos parar como sea a ese ser, puesto que él sólo es capaz de conseguir sus deseos que sólo él conoce.


Palabras del Sargento Noipat tras el combate misterioso en Baal Secundus.

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